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Productividad decepcionante

David Cano Martinez,
Socio director de Afi Inversiones Globales, SGIIC

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Uno de los hechos que más sorprenden a los economistas en las últimas cuatro décadas es el escaso avance de la productividad. La muy superior intensidad tecnológica asociada a un ritmo sin precedentes en la creación de patentes y a una aceleración de la tasa de difusión de las innovaciones han llevado a esperar, desde mediados de los ochenta, un aumento de la productividad que, insistimos, no llega. Ya lo dijo el Nobel de Economía Solow en 1987: “se puede ver la “era” de los ordenadores en todos los sitios, salvo en las estadísticas de productividad”. Porque esta, medida como PIB entre empleo, no avanza, o acaso lo hace a un ritmo muy inferior al esperado.

Productividad decepcionante

Fuente: https://www.funcas.es/articulos/productividad-y-reformas-estructurales-esa-es-la-cuestion/

Una de las razones es debido a que, ante las diferentes crisis económicas que hemos sufrido, el PIB ha crecido de forma decepcionante en estos años (sobre todo desde el año 2000). Y, sobre todo, lo que no ha crecido es el PIB per cápita. Es decir, podríamos señalar que gran parte de lo que ha avanzado el PIB en estos años se ha debido a aumentos de la población. Si esto es así, algunos dirán que “¡menos mal que no ha crecido la productividad!”, porque ha sido la única forma de dar empleo a una buena parte de la (nueva) población. Porque la contrapartida de la decepcionante productividad ha sido un sorprendente dinamismo del mercado laboral. Así, las advertencias de los luditas no se han materializado. Pero tampoco las promesas de los tecnooptimistas. Estos dirán que el problema es que no estamos midiendo bien el aumento de productividad, o que el avance tecnológico está permitiendo mejoras que no son estrictamente económicas. Un ejemplo muy recurrente es haber dejado de comprar un callejero porque uso una aplicación que me guía por calles y carreteras (y piense en todo lo que ha dejado de adquirir porque lo lleva en su smartphone). Si ya no compro una cámara de fotos ni revelo las fotos, ceteribus paribus, el PIB cae respecto a cuando sí lo hacía. Entonces, habrá caído la productividad (recuerde, PIB/empleo). ¿No deberíamos ajustar el PIB en mayor medida teniendo en cuenta las mejoras de la calidad o el uso de las nuevas tecnologías? Si es así, que parece que tiene que ser, entonces la productividad habría crecido más. 

En definitiva, la productividad ha avanzado de forma decepcionante estos años en la mayoría de los países desarrollados. Por un lado, porque el crecimiento del PIB per cápita ha sido reducido. Por el otro, porque tal vez se mide mal el PIB y, con ello, la productividad, que habría avanzado más de lo que dicen las estadísticas. Algunos dirán que el menor avance de la productividad no es mala noticia ya que ha permitido el desarrollo del mercado laboral. Y, que, en cualquier caso, el avance tecnológico ha podido tener otras implicaciones beneficiosas, como mejorar nuestro nivel de vida (aunque este es otro debate que dejo para los sociólogos, los psicólogos y los antropólogos). Esto ha sido así hasta ahora: ¿qué pasará cuando se imponga la inteligencia artificial y los nuevos avances tecnológicos como la computación cuántica, la impresión 3D o el foodtech? A reflexionar sobre todo ello ayuda el último libro de Acemoglu y Johnson: “Poder y progreso. Nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad” (Deusto). Todo un recorrido histórico de las ganancias de productividad y cómo se han distribuido sus beneficios.

 

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David Cano Martinez

Socio director de Afi Inversiones Globales, Afi Inversiones Globales

Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas, es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de un centenar de artículos sobre política monetaria, mercados financieros, fondos de inversión, gestión de carteras y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles (como Afi Escuela de Finanzas) y colabora habitualmente en los medios de comunicación.

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