Rentabilidad real positiva

David Cano Martinez,
Socio director de Afi Inversiones Globales

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Durante el período denominado “represión financiera”, es decir, el lustro 2016 – 2021, en el que los tipos de interés nominales eran muy reducidos (e, incluso, negativos) afirmábamos que aquel ahorrador que quisiera conseguir una rentabilidad nominal positiva debía convertirse en inversor (#FS2I o From Saver To Investor). Es decir, tenía que asumir riesgo de liquidez, de mercado y de crédito en su cartera si pretendía conseguir algo de rendimiento.

La situación comenzó a modificarse en 2022, intensificándose este año, al haber asistido a un destacado repunte de los tipos de interés de los bancos centrales y, en consecuencia, del resto de tramos de la curva. El alza ha sido de una magnitud muy superior al que se podría imaginar hace unos meses, en consonancia con el “estallido de la inflación”, inesperado en magnitud. Con los máximos de la inflación claramente atrás (agosto en EE. UU. y octubre en la Eurozona), se ha ganado visibilidad sobre cuál puede ser el crecimiento de los precios de los bienes y servicios que consumimos en el próximo lustro. Así, se ha generalizado la previsión de que la inflación será del orden del 2,0% - 2,5% en los próximos años. Es obvio que persisten opiniones diferentes, como quienes siguen defendiendo tasas del 5%- 10%, así como otras voces que apuntan a que vamos a asistir a una deflación (o, al menos, un entorno de inflación muy baja).

Nos quedamos con la opinión generalizada, que es la que descuentan los mercados a través de las expectativas de inflación: 2,0% - 2,5% para el próximo lustro. Primer paso para gestionar nuestros ahorros: expectativas de inflación (2,0% - 2,5%). Segundo paso: ¿qué rentabilidad se puede esperar para el activo libre de riesgo, por ejemplo, una Letra? Para esto tenemos que prever la evolución de la política monetaria. Pues bien, también aquí se ha generalizado la previsión de que estamos ya cerca del final del proceso de subidas (zona del 4% para el BCE y del 5% para la Fed) y que a partir de invierno y, sobre todo, a lo largo de 2024, asistiremos a recortes. Si bien estos no nos llevarán a las cotas de tipos de interés de la represión financiera, sí serán más bajos que hasta ahora: rango 2,5% - 3,5%.

Fuente: Afi

En esto entorno, seguimos considerando que el ahorrador debe transformarse en inversor. Es obvio que ahora ya no con la intención de conseguir rentabilidades nominales positivas, ya que estas se pueden conseguir con activos libre de riesgo (depósitos, Letras y similares). Pero consideramos que el ahorrador no se debe conformar con ello, sino que debe tratar de conseguir rentabilidad real positiva. Es decir, que su rentabilidad nominal debe ser superior a la inflación como vía para recuperar el poder adquisitivo perdido en los últimos años (en especial en 2022). Obsérvese en el gráfico adjunto, en el que cada punto es un ejercicio, cómo desde 2016 nos situamos por debajo de la bisectriz.

Es decir, que desde ese año el tipo de interés del activo libre de riesgo (en este caso, representado por el Euribor) ha sido inferior a la tasa de inflación. La diferencia no era notable (insistimos, salvo el pasado ejercicio) pero el efecto acumulado tras varios años es considerable. Así, un ahorrador ha perdido del orden del 15% de poder adquisitivo. Por lo tanto, sigue siendo válido lo de “De ahorrador a inversor”, ahora como vía para recuperar la capacidad de compra perdida estos años atrás por la inflación. Para el proceso, las recomendaciones siguen siendo las mismas: diversificación, tener en cuenta el efecto de la fiscalidad y construir un índice de referencia o benchmark que guíe la cartera (luego ya cada uno podrá ser más activo o pasivo en la gestión). Y en este paso, decidir qué peso se quiere tener de activos como la renta variable, la duración de la deuda pública, el peso de renta fija privada, la ponderación de mercados privados, etc.

 

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David Cano Martinez

Socio director de Afi Inversiones Globales, Afi Inversiones Globales

Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas, es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de un centenar de artículos sobre política monetaria, mercados financieros, fondos de inversión, gestión de carteras y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles (como Afi Escuela de Finanzas) y colabora habitualmente en los medios de comunicación.

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