David Cano Martinez,
Socio director de Afi Inversiones Globales
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Ha pasado más de un mes desde la caída de SVB y el “efecto contagio” a CS. Y aunque en este tipo de escenarios siempre es recomendable mantener una dosis extra de prudencia, a tenor de la evolución de ciertas variables de mercado (entre ellas, las cotizaciones bursátiles), parece que la potencial crisis financiera ha quedado limitada a unas muy pocas entidades y que los daños económicos pueden ser muy reducidos. A ello ha contribuido, además de la singularidad de los casos de SVB y CS, la favorable posición de liquidez, rentabilidad y solvencia del resto de bancos, así como la rápida y contundente actuación de las autoridades monetarias. Es verdad que la recuperación de las cotizaciones de los activos financieros es incompleta (tanto el sectorial de bancos en bolsa como la renta fija financiera subordinada), pero el punto de inflexión en las cotizaciones ha sido claro.
Con mejores noticias desde el frente “crisis financiera”, la atención regresa a los indicadores económicos convencionales y, en especial, a la inflación. En este sentido, se sigue ganando visibilidad sobre el proceso de reconducción hacia el objetivo de los bancos centrales (2%), sobre todo en EE. UU.. En marzo el crecimiento de los precios de los bienes y servicios que se consumen moderó hasta el 5,0% gracias a que el componente energético está generando ya tasas negativas. Como es sabido, el precio actual del petróleo (zona de 80 USD) compara con los máximos de hace un año cuando, como consecuencia del inicio de la guerra en Ucrania, se disparó hacia la zona de los 120 USD. La inflación sigue alta (a ello contribuyen partidas más vinculadas a la demanda, en especial, de las familias) pero la senda de moderación es clara. En la Eurozona la cesión es hasta el 6,9% (desde el 10,6% que se llegó a registrar el pasado octubre). “Favorables” noticias también desde el frente de la inflación o, al menos, no tan malas como las que teníamos hace 6 meses.
Y en materia de crecimiento también contamos con señales mejores o, desde luego, no tan malas como, también aquí, se podían esperar en verano o en otoño. La tan temida recesión (caída del PIB) no sólo no se ha producido, sino que la economía mundial muestra señales de aceleración en el arranque de 2023. Y a ello ha contribuido de forma notable la reapertura de China una vez que en diciembre puso fin a la política de “Covid 0”. Como reflejo, el crecimiento del PIB en el primer trimestre del año que, con un avance del 2,1% impulsa la tasa interanual hasta el 4,5%, lo que supone situarse por encima de las expectativas (se situaban entre el 3,0% y el 3,5%). Con estos datos, así como ciertas evidencias de impulso fiscal y de dinamismo de las exportaciones, es posible defender que este ejercicio se saldará con un crecimiento del 5,0% (es decir, el “objetivo” marcado por las autoridades en marzo en las “dos sesiones” anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN) y de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC)) o, incluso, por encima. Así, el FMI, en su actualización de previsiones en el marco de la publicación de su World Economic Outlook (WEO) mantiene el 5,2%. Que la segunda mayor economía avance a 5,0% - 5,5% es el gran responsable de que se pueda esperar que el agregado mundial lo haga al 3,0%. A ello también contribuirá India, país para el que el FMI contempla un +5,9%.
Previsones del FMI para el crecimiento del PIB
Fuente: FMI, 2023
Pero es obvio que tenemos que hacer referencia a las economías desarrolladas para señalar que el FMI ha revisado al alza la previsión para este año y mantiene sin cambio las del próximo. En EE. UU., el organismo mejora sus perspectivas, situando los crecimientos para 2023 y 2024 en el 1,6% y 1,1% anual, frente al 1,4% y 1,0% anteriores, respectivamente. En la zona euro, también prevé un mejor 2023 (0,8% anual frente al 0,7% anual de enero), mientras que recorta la previsión de 2024 hasta el 1,4% anual (-0,2pp). Para España, mejora también la previsión para 2023 (1,5% anual), mientras que para 2024 la revisa a la baja hasta el 2,0% anual (desde el 2,4% anterior).
Previsiones de crecimiento del PIB del FMI
Fuente: FMI, 2023
Acaso contiene un punto adicional de interés y es un capítulo destinado a analizar el impacto que sobre la economía mundial puede tener los pasos atrás que se están observando en la globalización, proceso que el FMI denomina slowbalization. A la constatación de los efectos negativos que sobre la disponibilidad de bienes tiene la globalización (patente en la materialización de los denominados “cuellos de botella”) se le suma ahora la necesidad de no depender de países con los que no existe un alineamiento político, en especial en sectores (tecnología, materias primas…) o componentes (chips, patentes…) estratégicos.
Recomiendo la lectura del capítulo 3 que se puede complementar con el artículo que tenía ocasión de escribir hace unas semanas en el que apuntaba el “tridente reivindicativo de la desglobalización”. Acaso tendré que añadir la geoestrategia como una variable más para incentivar el reshoring. De “slowbalization” a “geoecomic fragmentation”. De deslocalización a relocalización (reshoring) por motivos geoestratégicos.