Cómo tu gestión financiera ética puede ser rentable: Ahorro de tiempo y costos a través de criterios ESG y RSC

Beatriz Cazorla Dorado,
Dirección de Marketing y Desarrollo de Negocio de Negocio de Normadat SA

 

Toda empresa que aspire a que su nombre transcienda en la sociedad que la rodea y quiera aportar beneficios a su entorno debe conceder importancia a la llamada responsabilidad social. Los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) ganan peso en la responsabilidad medible de las empresas, y el área financiera es uno de los pilares esenciales desde el que llegar a objetivos de rentabilidad a través de estos criterios.

Responsabilidad para con sus trabajadores y sus familias, responsabilidad para con la sociedad en un sentido más amplio, responsabilidad en el cuidado del medioambiente y, en definitiva, para intentar consolidar fruto de su esfuerzo y su actividad, una herencia beneficiosa al mundo que la rodea, un legado que dejar a las generaciones venideras.

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y los criterios ESG de las empresas tienen una importancia capital en el modo en el que sus valores interactúan con la sociedad que la rodea. El éxito empresarial puede ser alcanzado beneficiando solo a unos pocos o, de manera más generosa, devolviendo a la sociedad parte de lo que se ha tomado de ella.

Las empresas pueden contribuir aportando valores, ideas, modos de hacer que mejoren su entorno y favorezcan a las generaciones que vienen detrás.

Todo esto no está reñido con la obtención de beneficios, fin último de cualquier corporación, sino que una estrategia sólida de RSC y de gobernanza medioambiental, y social definirán el impacto de las prácticas de una empresa y le aportarán cuantiosos ahorros a la vez que mejorará el modo en la que otros la perciben.

Empresas en busca de financiación verán cómo los criterios para financiarlas dependen cada vez más de criterios ESG. Incluso pueden obtener unas condiciones de financiación mejores si cumplen de manera rotunda con criterios ESG, ya que serán consideradas empresas con menos riesgos y más responsables.

Uno de los principales retos es centrar la estrategia social con la mejora de la eficiencia energética.

Una mejora en la iluminación, un menor consumo energético, sistemas de calefacción y refrigeración más eficientes o una reducción del agua utilizada, puede generar cuantiosos ahorros. Todas estas prácticas no solo ayudan a reducir el impacto ambiental de la empresa, sino que también reducen significativamente los costos de energía.

Siguiendo esta senda, otros de los pasos a dar es conseguir una reducción de residuos que permitirá generar ahorros a la vez que velamos por el cuidado del medioambiente.

A través de prácticas sostenibles como la reutilización, el reciclaje y la reducción de residuos podemos reducir costes, conseguir un menor consumo de residuos como el papel y, además, asegurar su vuelta al ciclo de utilización.

Servicios como el de destrucción confidencial certificada aseguran la confidencialidad de la información tratada a la vez que favorecen el reciclado de la materia. Empresas especializadas en estos servicios garantizan ambas opciones: emiten un certificado de destrucción confidencial de la información y facilitan que los residuos retornen al ciclo de consumo a través de procesos de reciclado.

Otra importante fuente de ahorros la encontramos en la gestión de la cadena de suministro. Con una política sólida de buenas prácticas empresariales sostenibles podemos reducir el impacto ambiental de la empresa a través de programas en sostenibilidad y eficiencia en la cadena de suministro. Por ejemplo, con la evaluación de la huella de carbono de proveedores. Realizando su selección a través de valores éticos y sostenibles y no solo operativos y económicos contribuiremos a la gestión de la lucha contra el cambio climático.

Esta vía de conseguir una economía baja en carbono que nos acerque a la neutralidad climática está siendo ya desarrollada por cada vez más empresas.

Entendiendo las compañías como un gran equipo que debe remar en la misma dirección, se puede abogar por el compromiso de los empleados en materia de RSC y su implicación en criterios ESG.

Los ahorros empresariales a través del compromiso de los empleados pueden ser cuantiosos. Si las empresas potencian desde sus cimientos medias sostenibles, anticorrupción y de auténtica diversidad como modo de gestionar su actividad, estas medidas pueden ser defendidas por la plantilla al completo promoviéndose como auténtico modo empresarial de operar prácticas sostenibles. Por ejemplo, en el uso del transporte público, programas de voluntariado o la utilización de medidas y canales antifraude que promuevan una ética empresarial justa e igualitaria.

Estas prácticas no solo ayudan a fomentar la responsabilidad social entre los empleados, sino que también mejorarán la productividad y la retención del talento, lo que se traduce de nuevo en ahorros a largo plazo para la empresa.

Los ahorros a través de la mejora de la reputación generan una mejor imagen de la empresa.

Pero todas estas medidas en materia de RSC deben ser cuantificables a través de criterios ESG que sitúen a la empresa con prácticas y productos respetuosos con el medioambiente, con una toma de decisiones socialmente responsable y que aplique normas de gobernanza empresarial positivas.

Las repercusiones sociales y medioambientales cada vez tienen más peso en la toma de decisiones estratégicas.

Las empresas que implementan prácticas sostenibles y responsables socialmente a través de criterios ESG sólidos a menudo se verán mejor valoradas ante la sociedad y los consumidores. Lo que se traduce en un aumento en la lealtad de los consumidores, mayores ingresos y ahorros a largo plazo para la empresa.

Además, las compañías con una buena reputación son más atractivas para los inversores que tienen cada vez más en cuenta los factores ESG y consideran a las

empresas que son responsables en materia de ESG como mejores de cara a afrontar riesgos y retos en la materia.

Estas medidas evalúan muchos de los puntos tratados en este artículo desde la reducción de residuos, la evaluación de la huella de carbono hasta inclusión y diversidad o medidas anticorrupción.

En conclusión, la implementación de prácticas sostenibles y responsables socialmente puede generar ahorros significativos para las empresas y aumentar el acceso a la financiación si se sostienen a través de criterios ESG.

Esto se mide a través de balances de sostenibilidad que indican las prácticas de responsabilidad social de la empresa. Este balance es obligatorio para empresas de Europa con más de 500 empleados y aumentarán las empresas obligadas a realizarlo en los próximos años.

A través de la eficiencia energética, la reducción de residuos, la gestión de la cadena de suministro, el compromiso de los empleados y la mejora de la reputación, las empresas pueden no solo reducir su impacto ambiental y mejorar su relación con la sociedad, sino también reducir sus costos, aumentar sus ingresos a largo plazo y facilitar su acceso a financiación.

En un mundo donde la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa son cada vez más importantes para los consumidores e inversores, se vuelve necesaria una estrategia sólida de control y reporte que acompañe al área de sostenibilidad y catapulte a las empresas hacia cotas más altas de excelencia.

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