Cecilia Olaso,
Responsable de Marketing de Yooz
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Al igual que en el mundo audiovisual ha existido una tendencia general de migrar de los soportes físicos a los formatos digitales, en el mundo empresarial existe esta tendencia y más concretamente en los procesos administrativos de facturación, pedidos o albaranes. Por ello, cada vez son más los empresarios y profesionales que optan por guardarlas en formato digital (aún si no es una obligación por el momento en España), dado que este proceso, aporta mayores ventajas que el almacenamiento físico de las facturas.
Algunas de las razones que se suelen esgrimir como criterios para guardar las facturas en papel son:
Sin embargo, todas estas barreras se han superado en la actualidad, y se obtienen grandes ventajas del almacenamiento online respecto al almacenamiento físico de las facturas. Por ejemplo, es más difícil de organizar y almacenar un gran volumen de facturas en papel que en formato digital. Además, las facturas digitales son más fáciles de compartir y enviar, sin necesidad de ocupar un espacio físico.
Aunque la decisión de en qué formato guardar las facturas dependerá de las necesidades específicas de cada negocio, se debe tener presente que guardar las facturas en papel puede tener ciertas ventajas, pero suelen acarrear aún más desventajas. Además, es importante tener en cuenta las leyes y regulaciones de cada país, y estar al día con las mismas.
La obligatoriedad de la facturación electrónica puede tener un gran impacto en el proceso de almacenamiento de facturas. Algunos de los beneficios más destacados incluyen:
Sin embargo, también es importante mencionar que la transición a la facturación electrónica puede requerir una inversión inicial para adaptar los sistemas y procesos existentes, y puede requerir formar al personal encargado de gestionar las facturas.
Por lo tanto, la obligatoriedad de la facturación electrónica puede tener un gran impacto en el proceso de almacenamiento de facturas, ya que puede reducir costes, aumentar la eficiencia y la seguridad, y facilitar el acceso a las mismas.
Lograr la homologación como proveedor certificado para la digitalización certificada por la Agencia Tributaria es un proceso importante en el ámbito de la facturación electrónica, ya que garantiza que los sistemas y aplicaciones utilizados para emitir y gestionar facturas cumplen con las regulaciones y requisitos establecidos por la Agencia Tributaria.
Dicha homologación es esencial porque asegura que las facturas electrónicas emitidas cumplen con las normas legales y tributarias del país en cuestión, incluyendo aspectos como el formato, la estructura y la información requerida. Esto garantiza la validez y legalidad de las facturas emitidas electrónicamente ante cualquier organismo oficial, por ejemplo al hace la declaración de impuestos en Hacienda.
Además, la homologación también ayuda a garantizar la seguridad de las facturas electrónicas, ya que se realizan pruebas de seguridad para asegurar que los sistemas y aplicaciones cumplen con los estándares de seguridad requeridos.
Para obtener la homologación, las empresas deben cumplir con ciertos requisitos y presentar una solicitud a la Agencia Tributaria. Una vez homologado, el sistema o aplicación es autorizado para emitir facturas electrónicas válidas y legales.
Es por esto por lo que la homologación por la Agencia Tributaria es importante en el proceso de facturación electrónica, ya que garantiza que los sistemas y aplicaciones utilizados cumplen con las regulaciones y requisitos establecidos, lo que ayuda a asegurar la validez, legalidad y seguridad de las facturas electrónicas emitidas.
En España, el plazo de tiempo durante el cual es necesario guardar las facturas depende del tipo de factura y de la normativa fiscal vigente en cada momento. A continuación, se detallan los plazos de conservación de las facturas más comunes:
Es importante tener en cuenta que la normativa fiscal puede variar y que, por tanto, los plazos de conservación pueden ser actualizados en cualquier momento. Asimismo, se recomienda conservar las facturas durante más tiempo del mínimo exigido por ley para evitar problemas en caso de inspecciones fiscales o contenciosos con clientes o proveedores.
En cualquier caso, se pueden guardar las facturas en formato papel o electrónico, siempre y cuando se cumplan los requisitos legales en cuanto a la integridad, autenticidad y legibilidad de estas.
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