¿Qué tendencias definirán la economía global en 2022?

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Desde la desaceleración china hasta la llamada ‘inflación verde’, repasamos las principales previsiones económicas para el año recién inaugurado

Por segundo año consecutivo, la pandemia causada por la covid-19 marca el ritmo de la economía global. Si bien su influencia en la economía no es tan directa y letal como durante los primeros meses -confinamiento, toques de queda, restricciones de movilidad internacional, etc.-, sus consecuencias siguen reflejándose en la evolución de los distintos mercados mundiales.

¿Cómo? Financial Times ha desgranado en las últimas semanas sus habituales previsiones sobre las principales tendencias económicas para el nuevo año. Desde el descenso de la población hasta el encarecimiento de las materias primas, repasamos las distintas tendencias que podrían definir el año 2022.

Caída de la natalidad

Los problemas a los que se enfrenta el mundo son seguramente una de las muchas causas por las que se ha reducido el número de nacimientos en el último año y, previsiblemente, seguirá haciéndolo en el nuevo. Como subraya Financial Times, la disminución de las tasas de natalidad -que han caído a un ritmo más rápido desde el inicio de la pandemia, especialmente en China- ha reducido el crecimiento económico mundial. A largo plazo, según el periódico británico, la caída de la natalidad reducirá aún más la mano de obra mundial. La población en edad de trabajar ya se ha reducido en 51 países, frente a los 17 del año 2000.

Ralentización en China

Debido a lo anterior, además del aumento de la deuda y la intromisión del Gobierno, el gigante asiático representará una cuarta parte del crecimiento del PIB mundial en 2021, frente a un tercio antes de la pandemia. Su giro cada vez más rotundo hacia la autosuficiencia y el proteccionismo está debilitando sus vínculos con otras economías. Para Financial Times, puede que China haya tocado techo como motor de crecimiento de otros países emergentes con los que anteriormente tenía una relación más estrecha.

Trampa de la deuda

Como apunta la cabecera económica, tras aumentar durante cuatro décadas, la deuda mundial creció a un mayor ritmo durante la pandemia, impulsada por el alto endeudamiento de los gobiernos. Veinticinco países, incluidos las dos grandes superpotencias -China y EEUU- tienen una deuda total superior al 300% de su PIB, frente a ninguno a mediados de los años noventa. Además, el dinero impreso en los bancos centrales sigue inflando los mercados financieros y profundizando la trampa de la deuda.

Inflación, pero no como en los años 70

Como recoge Financial Times, el menor número de trabajadores, el mayor gasto público y el aumento de la deuda pública apuntan a una mayor inflación, pero seguramente no a los niveles de dos dígitos registrados en los años 70, como advierten otros expertos. El gasto público debería disminuir en 2022, y los cambios tecnológicos seguirán limitando los precios. El mayor riesgo, según señala el periódico, está en los precios de los activos. Los mercados financieros han crecido hasta cuadruplicar el tamaño de la economía mundial, y cuando los mercados se desploman, suele producirse una deflación.

Inflación verde

La demanda de metales verdes como el cobre y el aluminio se ha visto multiplicada en los últimos años, impulsada por la lucha contra el calentamiento global. A ello se suma que las políticas verdes de buena parte de los países están reduciendo el suministro de materias primas de todo tipo. La inversión en minas y yacimientos petrolíferos, por ejemplo, se ha reducido drásticamente en los últimos cinco años. El resultado, como señala el Financial Times, es la llamada ‘inflación verde’; es decir, el aumento de precios de las materias primas, que acaban de experimentar su mayor incremento anual desde 1973.

Paradoja de la productividad

La pandemia generó en un primer momento la esperanza de que la rápida adopción de los servicios digitales pusiera fin al largo declive del crecimiento de la productividad mundial. Sin embargo, el aumento vivido en 2020 se limitó, según el diario británico, a Estados Unidos, y se agotó a finales de 2021. Hasta ahora, los datos apuntan a que el personal que trabaja desde casa hace más horas con un menor rendimiento. Persiste por tanto la paradoja de una productividad débil a pesar de la aceleración del cambio tecnológico.

Localización de datos

En contraste con la contracción de los flujos del comercio, el dinero y las personas, los datos y el tráfico de Internet se han visto impulsados desde el inicio de la pandemia. Según Financial Times, es posible que en 2022 Internet supere todo el tráfico vivido hasta 2016. Sin embargo, a pesar de las esperanzas de que la Red evolucionara más allá del control gubernamental, están surgiendo regulaciones más restrictivas que suponen un bloqueo del paso de datos a través de las fronteras por parte de las autoridades. Especialmente en países emergentes, encabezados por China, Arabia Saudí e India.

Las burbujas se desinflan

Como apunta el diario británico en su análisis, durante el año pasado, las llamadas ‘burbujas’ de las criptodivisas, las energías limpias, las empresas tecnológicas sin beneficios y las empresas con propósito especial de compra (SPAC) sufrieron caídas del 35% o más, una línea más allá desde la cual las burbujas rara vez se recuperan. No obstante, Financial Times apunta a un resquicio de esperanza: las burbujas tecnológicas de este tipo suelen dejar tras de sí unos pocos supervivientes potencialmente gigantescos.

Estancamiento de la inversión minorista

Desde EEUU hasta Europa, millones de personas se han abierto cuentas comerciales por primera vez y muchas pidieron incluso dinero prestado para comprar acciones a un ritmo frenético y entrar en el decimotercer año del mercado alcista mundial. Un entusiasmo en las llegadas tardías que, para Financial Times, suelen ser señal de que la fiesta está terminando. Aunque el mercado de valores en su conjunto no está en peligro, los nombres más populares entre los inversores minoristas probablemente sí lo estén.

La economía física sigue importando

La tecnología del futuro no hace obsoletos los recursos físicos. Pese a los rimbombantes anuncios de nuevos metaversos y el auge del comercio digital, los precios reflejan que, ni mucho menos, se ha producido un declive en la economía física. Como apunta el diario británico, por ejemplo, la demanda de los millennials y la generación Z ayudó a impulsar los mercados de la vivienda en 2021. Además, la escasez de mano de obra está elevando los salarios incluso en los trabajos más amenazados por la automatización, como la conducción de camiones y otros ámbitos de la logística.


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